Más del 90% de los aspirantes a la UNAM se quedan sin lugar cada año. De cada diez jóvenes que presentan el examen, solo uno lo logra. Es una cifra que asusta, y como padre, es imposible no sentir incertidumbre.
Tal vez te preguntas cómo ayudar a tu hijo sin presionarlo demasiado, si deberías contratar un curso o si él podrá hacerlo solo. La presión es alta, y el miedo al fracaso puede volverse abrumador tanto para él como para ti.
Te entiendo. Y justamente por eso, esta guía está pensada para ti. Aquí encontrarás estrategias reales para apoyarlo desde casa sin que se sienta agobiado, creando un ambiente de estudio efectivo y motivador. Porque más allá de las horas que pase frente a la computadora, lo que realmente hará la diferencia es que sepa que cuenta contigo.
Este es el examen al que tu hijo se enfrentará
Imagínalo así: tu hijo está por subirse a un auto para presentar su examen de manejo, pero sin haber practicado lo suficiente. No basta con conocer las reglas de tránsito, necesita confianza, estrategia y apoyo para manejar con seguridad.
El examen de admisión a la UNAM es exactamente igual. Es una prueba de 120 preguntas de opción múltiple que abarca distintas materias según la carrera que tu hijo desea estudiar. Solo tiene tres horas para responder y cada acierto puede significar su éxito o no aprobar el examen.
Cada carrera está clasificada dentro de una de estas cuatro áreas, y dependiendo de la que elija tu hijo, las preguntas varían:
Área 1: Ciencias Físico-Matemáticas y de las Ingenierías
- Matemáticas: 26 preguntas
- Física: 16 preguntas
- Español: 18 preguntas
- Literatura: 10 preguntas
- Geografía: 10 preguntas
- Biología: 10 preguntas
- Química: 10 preguntas
- Historia Universal: 10 preguntas
- Historia de México: 10 preguntas
Área 2: Ciencias Biológicas, Químicas y de la Salud
- Matemáticas: 24 preguntas
- Física: 12 preguntas
- Español: 18 preguntas
- Literatura: 10 preguntas
- Geografía: 10 preguntas
- Biología: 13 preguntas
- Química: 13 preguntas
- Historia Universal: 10 preguntas
- Historia de México: 10 preguntas
Área 3: Ciencias Sociales
- Matemáticas: 24 preguntas
- Física: 10 preguntas
- Español: 18 preguntas
- Literatura: 10 preguntas
- Geografía: 10 preguntas
- Biología: 10 preguntas
- Química: 10 preguntas
- Historia Universal: 14 preguntas
- Historia de México: 14 preguntas
Área 4: Humanidades y Artes
- Matemáticas: 22 preguntas
- Física: 10 preguntas
- Español: 18 preguntas
- Literatura: 10 preguntas
- Geografía: 10 preguntas
- Biología: 10 preguntas
- Química: 10 preguntas
- Historia Universal: 10 preguntas
- Historia de México: 10 preguntas
- Filosofía: 10 preguntas
¿Cuántos aciertos necesita tu hijo?
El examen se califica por aciertos y, dependiendo de la carrera, el número de respuestas correctas que se requieren cambia. Por ejemplo, estos son alguno de los puntajes de algunas carreras populares de la UNAM:
- Medicina: más de 110 aciertos de 120
- Ingeniería aeroespacial: 114 aciertos
- Derecho: alrededor de 90 aciertos
- Administración: cerca de 75 aciertos
Como puedes observar, el examen de la UNAM es un reto enorme, pero con una estrategia inteligente y tu apoyo, tu hijo puede superarlo.
Cómo apoyar a tu hijo en la preparación para el examen de la UNAM sin agobiarlo

El examen de admisión a la UNAM ya es suficientemente estresante para tu hijo. Como padre, tu apoyo puede marcar la diferencia, pero la clave está en hacerlo sin añadir más presión. No se trata de estudiar por él, sino de brindarle las herramientas y el ambiente adecuado para que dé lo mejor de sí.
1. Sé su entrenador, no su maestro
Piensa en esto: cuando los niños aprenden a andar en bicicleta, necesitan a alguien que los impulse y los ayude a mantener el equilibrio, no a alguien que pedalee por ellos. Lo mismo ocurre con el estudio.
Si te sientas a explicarle cada tema como si fueras su maestro, es posible que se sienta más presionado que apoyado. Puede que incluso termine dependiendo demasiado de ti o, peor aún, que se desmotive porque siente que no es capaz por sí mismo.
Lo que realmente necesita de ti es motivación y guía. En lugar de preguntarle constantemente “¿Ya estudiaste?”, intenta frases como:
- Cuéntame qué aprendiste hoy
- ¿Cómo te sientes con este tema?
- Si necesitas ayuda, dime cómo puedo apoyarte
Anímalo a buscar soluciones por su cuenta antes de recurrir a ti. Si se atora en un tema, ayúdalo a encontrar la respuesta en lugar de dársela de inmediato. Tu papel no es enseñarle, sino impulsarlo a aprender por sí mismo.
Lo más importante es que sepa que confías en él y en su capacidad para lograrlo. Porque cuando un hijo siente que sus padres creen en él, su propia confianza se multiplica.
2. Establezcan juntos un horario de estudio equilibrado
El gran error que cometen muchos padres es imponer horarios de estudio sin tomar en cuenta a sus hijos. La intención es buena, pero si él siente que es una obligación impuesta, lo verá como un castigo y no como un medio para alcanzar su meta.
La clave está en hacerlo juntos. En lugar de decirle “Tienes que estudiar tres horas diarias”, prueba con “¿Cómo crees que podemos organizar tu tiempo para que avances sin sentirte agotado?”.
Aquí algunos consejos para que el plan de estudio realmente funcione:
- Dejen claro el objetivo. No se trata de estudiar por estudiar, sino de avanzar en temas clave. Ayúdalo a dividir el temario en bloques manejables para que no se sienta abrumado.
- Usen el método Pomodoro. Estudiar en sesiones cortas de 25 minutos con descansos de 5 ayuda a mantener la concentración sin saturarse. Después de cuatro ciclos, se toma un descanso más largo. Esto hace que el estudio sea más llevadero y efectivo.
- Respeten los descansos. A veces creemos que más horas significan mejor preparación, pero el cerebro necesita pausas. Salir a caminar, estirarse o tomar agua entre sesiones hará que rinda más.
- Sean flexibles. No todos los días serán iguales. Si un día está agotado o tiene un evento importante, ajusten el plan en lugar de forzarlo. La constancia es clave, pero también lo es la flexibilidad.
Cuando tu hijo siente que tiene control sobre su tiempo y que tú lo apoyas sin presionarlo, la rutina de estudio se vuelve más llevadera. No es cuestión de cantidad de horas, sino de calidad del tiempo que dedica.
3. Crea un ambiente de estudio adecuado

El lugar donde estudia tu hijo es casi tan importante como lo que estudia. No es lo mismo intentar concentrarse en la mesa del comedor con la televisión encendida, el ruido de la cocina y la familia pasando de un lado a otro, que hacerlo en un espacio tranquilo y ordenado.
No necesitas un estudio perfecto, pero sí un lugar donde pueda enfocarse sin interrupciones constantes. Puedes adecuar un espacio en su habitación o en alguna parte de tu casa. Toma en cuenta los siguientes consejos:
- Debe ser un espacio bien iluminado y aireado ayuda a mantener la concentración por más tiempo.
- No es buena idea estudiar acostado en la cama o en el sillón. Tener un escritorio o una mesa adecuada evitará dolores de espalda y cansancio.
- Si el celular es su mayor tentación, pueden acordar dejarlo en otra habitación o activar el modo “No molestar” mientras estudia.
- Motívalo a decorar su espacio con frases inspiradoras, una pizarra para anotar avances o incluso una planta.
- No trates de crear un búnker de estudio, sino de encontrar el equilibrio entre comodidad y concentración.
4. Participa activamente sin invadir su espacio
Es natural que quieras asegurarte de que está estudiando, pero preguntarle constantemente ¿Ya estudiaste? puede ser contraproducente. En lugar de presionarlo, muestra interés genuino por su aprendizaje. Pregunta ¿Cómo te fue con el tema de hoy? en vez de enfocarte en el tiempo que ha pasado sentado.
Si te lo permite, pídele que te explique un concepto como si tú fueras su alumno. Además de que esto refuerza su comprensión, también le da confianza en lo que sabe. Respeta sus tiempos de descanso y evita comparaciones con otros estudiantes. Lo que más necesita es sentir que confías en su proceso y en su capacidad para lograrlo.
5. Fomenta hábitos de vida saludables
El éxito en su examen de admisión no depende solo de cuánto estudie, también importa (y mucho) su bienestar físico y emocional. No sirve de nada pasar horas sentado si está agotado, mal alimentado o demasiado estresado para concentrarse.
Dormir bien es de suma importancia. Si se desvela constantemente para estudiar, su capacidad de retención disminuirá y su rendimiento bajará; prácticamente está perdiendo el tiempo. Asegúrate de que tenga un horario de sueño regular y suficiente descanso.
Evitar los excesos de azúcar o cafeína y opta por comidas equilibradas le dará la energía que necesita para rendir mejor. Recuerda que estudiar no debería ser sinónimo de sacrificio extremo.
6. Mantén una comunicación abierta y comprensiva

El estrés por el examen es real, y muchas veces tu hijo no lo expresará abiertamente. Tal vez lo notes más callado, irritable o frustrado. No minimices sus emociones con frases como «No es para tanto» o «Tienes que aguantar». En lugar de eso, escúchalo y valida lo que siente.
Preguntar «¿Cómo te sientes con la preparación?» o «¿Qué es lo que más te preocupa?» puede abrir espacios de conversación donde se sienta seguro para compartir sus miedos.
También, evita que cada plática gire en torno al examen; platica con él de otros temas y recuérdale que su valor no depende de un puntaje también es importante.
7. Evita recompensas o castigos relacionados con el rendimiento
Es común escuchar frases como «Si pasas el examen, te compro lo que quieras» o «Si no entras, olvídate de salir». Aunque la intención es motivar, este tipo de incentivos pueden hacer que tu hijo estudie solo por la recompensa o por miedo al castigo.
Lo mejor es enfocarse en reconocer su esfuerzo, sin importar el resultado. En vez de prometerle algo material, celebra sus avances.
Si quieres premiarlo, hazlo de manera espontánea. Un detalle inesperado después de un buen avance puede reforzar su motivación sin que lo vea como una obligación para recibir algo a cambio.
8. Sé un modelo a seguir
Los hijos aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si le exiges disciplina, pero tú procrastinas o pospones tus responsabilidades, el mensaje será contradictorio.
Demuestra con tu propio ejemplo la importancia de la organización y el compromiso. Si te ve leer, planificar tu tiempo o enfrentar retos con actitud positiva, es más probable que adopte esos hábitos de manera natural.
También puedes incluirlo en tu propio proceso. Si tienes tareas pendientes, sugiérele que estudie mientras tú trabajas en algo. Ver que la disciplina es parte del día a día y no solo una imposición para el examen le ayudará a asumir su preparación con más responsabilidad y menos resistencia.
9. Proporciona recursos y herramientas adecuadas
Decirle a tu hijo que estudie es solo el primer paso; es fundamental que también sepa cómo hacerlo de manera efectiva. A menudo, los estudiantes desperdician tiempo con métodos ineficientes debido a la falta de materiales adecuados. Aquí te presento algunas herramientas que pueden ayudarle:
- Los simuladores de examen le permitirán familiarizarse con el formato de las preguntas y mejorar su tiempo de respuesta.
- Las guías oficiales de la UNAM serán esenciales para conocer el temario exacto que se evaluará.
- Los videos educativos pueden ofrecer explicaciones rápidas y dinámicas sobre temas complejos, y sobre todo, algún curso especializado de ingreso a la UNAM puede ser una excelente opción.
- Las aplicaciones de estudio, como Anki o Quizlet, pueden ayudarlo a repasar de forma interactiva.
- Los grupos de estudio con otros aspirantes también pueden ser una gran herramienta para resolver dudas y mantenerse motivado en el proceso.
Dale a tu hijo la mejor preparación para el examen de la UNAM
- +300 horas de clases en vivo y grabadas, explicadas de forma clara y directa.
- Simuladores de examen, para enfrentarse a preguntas reales.
- Asesoría personalizada 24/7.
- Aprender estrategias efectivas de estudio.


10. Celebra los logros y avances, por pequeños que sean
Estudiar para el examen de la UNAM es un camino largo y, a veces, agotador. Si tu hijo sólo recibe comentarios sobre lo que le falta mejorar y nunca sobre lo que ya ha avanzado, es fácil que pierda la motivación.
No esperes hasta el día del examen para reconocer su esfuerzo. Celebra los pequeños logros en el proceso: cuando completa un tema difícil, cuando mejora en una simulación o simplemente cuando ha sido constante con su estudio.
En lugar de un «Te falta mucho», dile un «Sé lo mucho que te has esforzado». Un simple reconocimiento sincero puede hacer la diferencia entre que siga adelante con motivación o que se sienta abrumado.
Recuerda: acompañarlo no significa resolverle el camino, sino recordarle que todo su esfuerzo vale la pena.
Ahora, por favor, memoriza la siguiente frase:
El apoyo de un padre o madre marca la diferencia
No necesitas saber resolver ecuaciones complicadas ni recordar cada batalla de la historia de México. Lo que realmente importa es que tu hijo sepa que estás ahí, apoyándolo en cada paso de este proceso. Tu acompañamiento puede ser la clave para que estudie con más confianza y menos estrés.
Haz de esta etapa un reto compartido, un camino en el que ambos aprendan y crezcan juntos. Más allá del resultado del examen, lo más valioso será la seguridad que le transmitas y la certeza de que, pase lo que pase, su esfuerzo vale la pena.
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